Cuando al punto final de los finales, no le quedan dos puntos suspensivos.

Si nunca fue, no tienes que llorar por eso.

Puedo ponerme humilde y decir que no soy el mejor, que me falta valor para atarte a mi cama. Puedo ponerme digno y decir Toma mi dirección, cuando te hartes de amores baratos de un rato… me llamas.

Yo le pintaba un mundo real no uno color de rosa, pero él prefería escuchar mentiras piadosas.

No puedo cambiar ni corregir lo que corre por mis venas.

Me enseñaste que una duda puede más que una razón.

Un indicio de preocupación, de que te importaba. De que querías que siguiera viva. Pero hiciste oídos sordos, te hiciste a un lado. No me escuchaste.

Sos parte de mí, pero sin embargo no lo sos.

Lo CONOZCO, sé que no va ser feliz, si ni siquiera es feliz consigo mismo.

¿Porqué estaba viva? Eso me preguntaba cada noche, antes de llorar y antes de dormir.

No, no soy brillante, ni la mejor, no soy la más coherente tampoco. Soy poco, y de lo que soy, poco entiendo.

Me gusta lo que NO TENGO, y quiero lo que no doy, no me comprendo a mi misma. No se entregarte la vida, tampoco vivir sin vos, yo sé que nada sirve.